jueves, 7 de junio de 2012

COACHING Y GESTIÓN DE LAS EMOCIONES


COPIO UN ESTRACTO NOTA SOBRE COACHING Y GESTIÓN DE LAS EMOCIONES.
por Fernando Sáenz Ford
La idea fue responder entrando en temas complejos haciendolo simple.
Vemos que salio...


Usted ofrece en organizaciones y Universidades, lo que llama  “Coaching: Cómo gestionar las emociones para direccionarlas hacia el logro y el bien-estar” ¿A qué le llama coaching?
El coaching es una dinámica para liberar el potencial de personas, equipos y organizaciones, en la búsqueda de calidad de resultados, y la conservación del bien-estar.  Es un proceso programado de diálogos que permite a los clientes acotar la brecha entre donde están y los resultados que quieren lograr. La contratación de un coach, siempre implica el querer lograr algo que está fuera del campo de los resultados esperables”. Nadie necesita un coach para alcanzar lo que ya obtiene por sí mismo.
¿Qué se puede lograr con el coaching?
El Coaching puede ser visto como una serie de técnicas para el gerenciamiento efectivo, o recetas para el buen vivir. Sin embargo el coaching es mucho más que eso, es un nuevo paradigma en la forma de “ser” y  “hacer” para el liderazgo personal y el liderazgo organizacional. Si lo vemos como técnica, se pueden conseguir buenos resultados en el rendimiento de quienes toman sesiones de coaching. Ahora, si lo vemos como nuevo paradigma de liderazgo, entonces desde el coaching construimos realidades sobresalientes, con calidad de resultados. Por ejemplo en el ámbito de las empresas, el coaching se transforma en un contexto para la acción ejecutiva cotidiana, donde es normal que los empleados pidan coaching a sus líderes en lo que no funciona , versus preservar la apariencia ocultando lo que no funciona. En contexto de coaching las limitaciones se transforman en oportunidades para hacer nuevos compromisos por cambiar algo, más que excusas para explicar porque no se puede. Las quejas y preocupaciones se hacen conversables, no se evita el conflicto si no que se lo aborda maduramente. Emergen nuevas prácticas de alineación, sincronizando acciones y emergiendo una cultura de coordinación impecable. En una cultura de Coaching los puntos de vista contrarios alimentan las decisiones en vez de retrasarlas.
Usted es experto en lo que llaman Gestión de las Emociones. ¿Qué rol cumplen las emociones en la práctica del Coaching?
Como dice el Biólogo chileno Humberto Maturana, las emociones  son centrales en toda actividad humana. Si bien somos “homo sapiens”, es decir mujeres y hombres que centralizan su modo de vida en la sabiduría racional, seguimos siendo fundamentalmente seres emocionales como el resto de los mamíferos. Todo ser humano, toda comunidad humana conserva un modo de vivir guiado por  emociones, que son aceptadas, justificadas o negadas por nuestros argumentos racionales. Hay organizaciones humanas que son guiadas por la arrogancia, otras por la agresión, o la resignación. En los tres casos tienen innumerables explicaciones racionales para hacer lo que hacen, quedando oculta la dinámica emocional que las guía. Como también hay comunidades guiadas por el respeto, la solidaridad, la conducta ética, la colaboración, todas diferentes expresiones del amar. La clase de coaching que practicamos y promovemos, facilita distinguir las  emocionales, entender su estructura, su funcionalidad, sus limitaciones, y construir nuevos espacios emocionales que sean más adecuados para el logro de sueños, la realización de planes estratégicos, y la conservación del disfrute.
¿Esto quiere decir que con el coaching se puede cambiar las emociones?
Si, de todos modos es importante entender que toda emoción, tiene su razón de ser. Por ejemplo, un equipo de trabajo estresado que se mueve desde la exigencia, no tiene por qué cambiar su emoción hacia la complacencia. Sino revisar la estructura de la exigencia y descubrir su propósito. Por ejemplo, en palabras de Norbero Levy, “la exigencia es una manera disfuncional de obtener Excelencia”, que en un muy corto plazo genera logros, pero a mediano y largo plazo genera un desgaste emocional que se transforma en estrés y en la obtención de magros resultados, alta rotación, aumento considerable del índice de enfermedades, y caída en la retención de talentos. Por lo tanto no se trata de desdeñar los resultados, ni volverse conformista, sino revisar los procesos de diseño, ejecución, y sobre todo de relación entre diseñadores y ejecutores, de tal forma de reconfigurar la exigencia hacia la obtención de excelencia sostenida en el tiempo. Las emociones son el corazón que define la manera en que nos organizamos, y por tanto no sólo define el abanico de conductas que son posibles, sino que define como se piensa sobre los otros, nosotros y las circunstancias, por eso es tan importante aprender a gestionarlas.
 Entonces, ¿que son las emociones?
Las emociones son las maneras en que nos adaptamos a las diversas circunstancias que nos va presentando la vida a cada instante. Tiene que ver con la clase de conducta desde donde nos relacionamos con el medioambiente. Por ejemplo, el enojo surge como una conducta por la frustración de una expectativa no cumplida. O la alegría es la clase de conducta en la que celebro la gratitud por aquello que tengo y valoro. O la tristeza surge como una conducta en el dolor de la perdida de aquello que valoro. O la ansiedad es la clase de conducta en la que niego el presente en la expectativa de que el futuro ocurra ya. Sin duda el individuo experimenta las emociones en su corporalidad, en tanto ocurre un movimiento fisiológico que hoy ya se puede medir desde los procesos neurológicos, cardiacos, y/o químicos. Pero esos procesos no son las emociones, esos procesos son parte de la estructura del individuo en danza con las emociones. Las emociones ocurren en el espacio de las conductas, en la relación entre el individuo y  las condiciones de su medioambiente. Este es uno de los fundamentos novedosos de nuestra propuesta, que abre un campo de posibilidades que quedaba oculto tras la interpretación tradicional de las emociones, o de la inteligencia emocional.
¿Entonces  como se pueden evitar el enojo, o la tristeza, o la ansiedad?
Ese es gran punto. No se trata de evitarlas. Culturalmente colocamos las emociones en dos recipientes. El de las emociones positivas, y el de las negativas. ¿Y quién quiere vivir en emociones negativas? Por lo que aprendemos a negar esas emociones, convirtiéndonos en inexpertos emocionales. Las emociones no son ni negativas, ni positivas, simplemente “son”,  en la coexistencia con otros. Por eso el desafío no es evitar las emociones, sino es poder entender la emoción, comprender su propósito en el momento adecuado, y accionar sobre ello de forma efectiva. Por ejemplo, hablemos sobre la tristeza. Las consecuencias de evitar la tristeza son muchos más grave que vivirla. La única manera de evitar la tristeza es quitándole valor a las relaciones que estimamos, incluyendo la relación con nosotros mismos. De esa manera nos anestesiamos,  para no experimentar el dolor de la pérdida. Pero como todos sabemos, quien se anestesia, no sólo evita el dolor, tampoco siente caricia, alegría, amor. Se convierte en una maquina programada para producir, o para ver televisión, o para estar horas en internet, o para dormir, etc. convirtiendo el dolor de la tristeza en un sufrimiento permanente que cala hondo. Quién se permite vivir en la tristeza está revalorando una y otra la vida, su vida. Claro que no se trata de quedarse por siempre en la tristeza. De hecho si fuese así no sería tristeza, sería nostalgia o melancolía. Por eso es tan importante conocer la estructura de la emociones y cuáles son sus propósitos.
¿Cómo se puede aprender sobre la Gestión de las Emociones?
Desde el Coaching hemos desarrollado un campo de conocimiento en materia de Gestión de las emocional, que permite a las personas aprenden principios, métodos y herramientas para el liderazgo personal, y sobre todo para la dinámica de las emociones en las organizaciones, de tal forma de lograr resultados asombrosos. Hemos desarrollado conferencias de alto impacto para su introducción, como talleres más íntimos con grupos reducidos, procesos de transformación cultural en organizacional, coaching a ejecutivos y Ceos.  Esto ha llevado a que trabajemos en más de 40 organizaciones latinoamericanas y europeas.
¿Quiénes son las personas que suelen buscar beneficiarse de los entrenamientos en Gestión Emocional?
Hay dos tipos de público. Aquellos que buscan beneficios para su vida personal, y las organizaciones. Ya sea un público o el otro, lo fundamental es que no sólo vengan a nuestros talleres y conferencias a buscar conocimiento, sino que estén dispuestos a transitar una experiencia de entrenamiento. Es decir, las capacitaciones tradicionales giran en torno al conocimiento que puede transmitir el capacitador para iluminar a los a-lumnos (a:sin - lumno: luz - “el sin-luz que hay que iluminar”). En cambio en el marco de un entrenamiento los participantes tienen un rol fundamentalmente activo, donde el coach es más bien un facilitador de aprendizaje, más que un experto en teoría. No se puede aprender matemáticas sin hacer cálculos, no se puede aprender futbol sin jugarlo, y no se puede aprender gestión de las emociones sin emocionarse. Es la diferencia entre hablar sobre algo, o tener mayor capacidad de acción concreta para hacer una diferencia en los mundos que construimos día a día.

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