martes, 29 de septiembre de 2015

LA EMPRESA NACE DE UN PEDIDO - FERNANDO SAENZ FORD


Hace como 10 años Enrique Fernández Longo me invitaba a reflexionar sobre el movimiento inicial que da lugar a una organización. Hoy cerca de un año de su partida física reflexiono junto a su recuerdo.

¿Cuándo necesito crear una empresa? ¿Por qué las personas nos metemos en esa compleja tarea?
Hago una empresa por la carencia de capacidades y recursos para hacerme cargo yo solo del tamaño de mis ambiciones. Por eso necesitamos de otros. La empresa nace de uno, o más bien varios pedidos.
Dado que quiero crecer, expandirme, hacerme cargo de posibilidades que me exceden en lo que solo puedo hacer, requiero un primer movimiento básico: el pedido.

Le pido a otro que se sume porque necesito de sus habilidades, de su tiempo,  de alguna clase de destreza física, relacional o intelectual.

La naturaleza de la empresa es pedir a otros que se sumen a un proyecto para poder lograr niveles de desafíos más grande que lo que puedo sólo.

Es cierto que ese pedido tiene condiciones, como todo pedido efectivo. Cuando le pido a mi hija que ordene su cuarto pongo condiciones para yo estar satisfecho sobre el cumplimiento del mismo. Cuando le pido un informe a un colaborador negociamos condiciones sobre que me dejaría satisfecho en tiempo y formas. Cuando voy al restaurante y pido un filete le digo al mesero que este a punto. Es decir, la optimización del pedido, entre otros elementos requiere condiciones claras de cumplimiento y satisfacción.

Por eso el pedido inicial  para constituirnos en organización, debe tener para el oyente del pedido una serie de condiciones claras.

Dicho de otra manera. La organización nace de la limitación de recursos para hacerlo sin otros.
Hacer organización de lo que sea es un reconociendo implícito de nuestra vulnerabilidad, y de nuestra esencia social.

El pedido recide en el ADN de la organización. 

Por eso es inconsistente que luego las personas en las empresas no tengan disponible la capacidad para pedir por miedo a exponerse, ya que es negar la acción que dio  lugar a la propia empresa.
En muchos equipos no está bien visto pedir. Desarrollan un profundo compromiso con la imagen de no necesito nada yendo a contra mano de la lógica de necesitarnos para hacer más que lo que podemos solos.

Tan inconsistente, como los líderes que ven como debilidad que sus reportes le hagan pedidos de ayuda en lo que no están pudiendo resolver.

Otra arista de la negación del pedido como acto primario para ser empresa, es la noción de “oferta laboral”
“¿Te diste cuenta que las empresas le llaman ofertas laborales a pedidos laborales?. En la oferta tengo algo para dar. En el pedido tengo una carencia y necesito del otro. Cuando desde la  empresa alguien busca a alguien para un puesto, le está haciendo un pedido. Ese pedido tiene condiciones como antes mencionamos. Puede ser que esas condiciones sean edad, experiencia, localización, ingreso, etc. Pero confundimos esas condiciones como si fueran una oferta, y  le llamamos ofrecimiento laboral.
Pero esta confusión no es inocente. En esta confusión quienes se interesan por el pedido laboral propuesto como oferta pierden poder y capacidad de negociación, y es posible que se sientan  muy pequeños.

Pasar de la noción de oferta a pedido nos permite relacionarnos relacionarnos de una relación mas armónica, ecuánime y humilde, recuperando poder de negación y autoconfianza.

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